Francisca Ruiz García bella y amable mujer zapoteca de Teotitlán del
Valle, Oaxaca es la quinta generación de su familia que teje tapetes de lana de oveja en telares de pedal.
Teotitlán ubicado en
las faldas de la “Sierra Juárez” a veintisiete km de la capital oaxaqueña, es un
lugar de gran sincretismo cultural y religioso, sus habitantes se dedican al
cultivo del maíz y del frijol y al tejido de tapetes desde el siglo XVI.
¿A qué edad empiezan a tejer en el telar?”A los
once años de edad porque es un trabajo muy pesado: se hace de pie, se tiene que
ir tensando con fuerza y el telar pesa mucho”. La elaboración de tapetes inicia con la
preparación de la lana: primero se cepilla con una carda de alambre, luego
se hila en una rueca y se forman las madejas. Posteriormente éstas se lavan y
se hierven en ollas de barro por espacio de 45 minutos con el tinte, que puede
ser natural o artificial; un textil con tintes naturales es muy cotizado porque
es cien por ciento artesanal.
Los colorantes se obtienen de plantas e insectos, si se desea un rojo carmesí, un
rosa o un tono púrpura se utiliza la grana cochinilla, para lograr el matiz
amarillo se utiliza la cáscara de granada y la flor de cempazuchitl, el musgo da el color verde
y la planta del añil el matiz azul, las
coloraciones cafés provienen de la cáscara de la nuez, del palo de madroño y
del zapote. En el diseño de los tapetes las grecas zapotecas son los elementos más utilizados además de los zoomorfos como pájaros,
mariposas, peces o tortugas. Algunas familias trabajan las fotografías de
personajes históricos o réplicas de pinturas de los
grandes maestros como Frida Kahlo y Diego Rivera.
El telar se compone de un conjunto de hilos dispuestos en vertical
llamado “urdimbre” y otros en posición horizontal denominada “trama”. La labor de tejer es pasar la urdimbre por arriba
y debajo de la trama, tensando y entretejiendo trama y urdimbre, colocando
los hilos de lana de distintos matices conforme al dibujo seleccionado.
Se forman los
tapetes en tiras continuas separadas con espacios de treinta y cinco
centímetros. Francisca me comenta que una vez que alguien inicia un trabajo lo
tiene que terminar porque cada persona “tensa el tejido” de manera
distinta. Cuando “levantan” –o terminan- se cortan las
tiras para separar los tapetes y “preparar
la punta” y “hacer los churritos”. El
tejido de tapetes es un trabajo de mujeres y hombres, pero el terminado y la
elaboración de bolsas y morrales es sólo de mujeres. “Me gusta mucho tejer tapetes de mil colores, mi padre me enseñó a hacerlo y hoy lo trabajamos mi esposo, mis tres hijos y yo, es el sustento de mi
familia”.
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