viernes, 29 de abril de 2016

Arte Precolombino. 2a parte.

Como admiradora de los vestigios cerámicos del Valle de Colima y creadora de una línea artesanal con identidad regional me permito hacer una sucinta relación de lo escrito por los especialistas:   Isabel Kelly investigadora estadounidense de la University of California of Angeles publicó en 1980, su más valiosa aportación de la secuencia cultural del denominado Eje Armería donde definió las fases Capacha, Ortices, Comala, Colima, Armería y Chanal; cada una de ellas con características plásticas definidas.

Laura Almendros, Maritza Cuevas, Fernando González y Rafael Platas en “La presentación gráfica del Colima prehispánico” escriben “en la cerámica Capacha destacan las formas funcionales, como contenedores, vaporeras, cajetes  y muy probablemente destiladores como los bules trífidos y acinturados”1.  La alfarería Ortices se caracteriza por estar pintada con íconos  de color guinda “vasijas de formas variadas, figurillas sólidas y pequeñas que representan actividades de la vida cotidiana”.    En este período florecen la fase Comala y el patrón funerario de las tumbas de tiro del 300 a 600 d.C.  La fase Comala es un vivo retrato de la naturaleza y de las figuras humanas.  De acuerdo a los especialistas mencionados en las fases Colima, Armería y Chanal (400 – 1520 d.C.) “existe una ruptura clara en el diseño, forma, tamaño, pasta y acabado de las superficie de la cerámica, con las anteriores etapas” 2 y se inicia la arquitectura monumental de los centros ceremoniales del Chanal y la Campana. 

1.      Ver. ALMENDROS, CUEVAS, “Geometrías de la imaginación diseño e iconografía”, p. 148.
2 .    Ver. ALMENDROS, CUEVAS, “Geometrías de la imaginación diseño e iconografía”, p. 149.


lunes, 11 de abril de 2016

Francisca Ruiz y los tapetes de Teotitlán.

Francisca Ruiz García bella y amable mujer zapoteca de Teotitlán del Valle, Oaxaca es la quinta generación de su familia que teje tapetes de lana de oveja en telares de pedal.  Teotitlán ubicado en las faldas de la “Sierra Juárez” a veintisiete km de la capital oaxaqueña, es un lugar de gran sincretismo cultural y religioso, sus habitantes se dedican al cultivo del maíz y del frijol y al tejido de tapetes desde el siglo XVI.

¿A qué edad empiezan a tejer en el telar?”A los once años de edad porque es un trabajo muy pesado: se hace de pie, se tiene que ir tensando con fuerza y el telar pesa mucho”. La elaboración de tapetes inicia con la preparación de la lana: primero se cepilla con una carda de alambre, luego se hila en una rueca y se forman las madejas. Posteriormente éstas se lavan y se hierven en ollas de barro por espacio de 45 minutos con el tinte, que puede ser natural o artificial; un textil con tintes naturales es muy cotizado porque es cien por ciento artesanal. Los colorantes se obtienen de plantas e insectos, si se desea un rojo carmesí, un rosa o un tono púrpura se utiliza la grana cochinilla, para lograr el matiz amarillo se utiliza la cáscara de granada y la flor de cempazuchitl, el musgo da el color verde y la planta del añil el matiz azul, las coloraciones cafés provienen de la cáscara de la nuez, del palo de madroño y del zapote.  En el diseño de los tapetes las grecas zapotecas son los elementos más utilizados además de los zoomorfos como pájaros, mariposas, peces o tortugas.  Algunas familias trabajan las fotografías de personajes históricos o réplicas de pinturas de los grandes maestros como Frida Kahlo y Diego Rivera.

El telar se compone de un conjunto de hilos dispuestos en vertical llamado “urdimbre” y otros en posición horizontal denominada “trama”. La labor de tejer es pasar la urdimbre por arriba y debajo de la trama, tensando y entretejiendo trama y urdimbre, colocando los hilos de lana de distintos matices conforme al dibujo seleccionado.  Se forman los tapetes en tiras continuas separadas con espacios de treinta y cinco centímetros.  Francisca me comenta que una vez que alguien inicia un trabajo lo tiene que terminar porque cada persona “tensa el tejido” de manera distinta.   Cuando “levantan” –o terminan- se cortan las tiras para separar los tapetes  y “preparar la punta” y “hacer los churritos”.  El tejido de tapetes es un trabajo de mujeres y hombres, pero el terminado y la elaboración de bolsas y morrales es sólo de mujeres.  “Me gusta mucho tejer tapetes de mil colores, mi padre me enseñó a hacerlo  y hoy lo trabajamos mi esposo, mis tres hijos y yo, es el sustento de mi familia”.