lunes, 21 de marzo de 2016

Arte Precolombino. 1a parte.

El reconocimiento de las piezas prehispánicas como arte, se inicia en Europa al finalizar el siglo XIX cuando artistas como Gaugin se inspiran en ellas, pero es durante la “Exposición Histórica Americana de Madrid” en 1892, cuando se reconoce su valor estético y contribución plástica y se acuña el término de “arte precolombino”.    
Posteriormente, durante los años veinte en México y con el programa de  “Desarrollo del Fomento de las Bellas Artes” del intelectual José Vasconcelos, surge un gran interés por las artesanías y la costumbre de llamar “arte popular” a todo tipo de objetos artesanales y étnicos.  En septiembre de 1921 los artistas  Gerardo Murillo –mejor conocido como Dr. Atl-, Jorge Enciso y Roberto Montenegro organizan una exposición para mostrar la diversidad y la riqueza cultural de México.  En esa época Roberto Montenegro y sus discípulos se inspiran en las creaciones prehispánicas y diseñan ornamentos para vasijas de Tonalá y bateas de Uruapan; Jorge Enciso se enfoca a los bordados de Michoacán, y Adolfo Best Maugard a la cerámica de laca en distintas regiones de México.   Fue un período muy importante para el diseño mexicano. (Continuará).

jueves, 3 de marzo de 2016

Mónica Velásquez y la miniatura "Roque".

La arqueóloga Mónica Velásquez  Roque pertenece a una familia zacatecana de artesanos de más de cuatro generaciones que recrea la cotidianidad y la tradición, la religión y la festividad, el dolor y la alegría con creatividad y  colorido. Sus piezas son miniaturas en barro y algunas de ellas miden menos de un centímetro, lo que predomina son los “trastecitos” y los “monitos” de 1cm a 3 cm. que utilizan en nacimientos, cocinas, mercados, “callejoneadas”, funerales y sus ingeniosas macetas con plantas naturales en las que diseñan jardines a escala.

Desde tiempos inmemorables los Roque extraen el barro del mismo banco de tierra de manera rústica, manufacturan y decoran sus piezas en distintas técnicas y han adaptado su trabajo al mercado actual sin perder su esencia: sus “trastecitos” –jarritos, molcajetes, platitos, comales o metates- que en el siglo pasado eran juguetes, hoy día los ofrecen como objetos decorativos o los engarzan para collares, pulseras o aretes.  En Jalpa está el taller de los abuelos, y en Zacatecas tienen un estudio artesanal conformado por Mónica, Eloisa Roque -su madre-,  y sus hermanas Laura América y María Virginia; actualmente se han incorporado su esposo Cornelio Ochoa y su cuñada Esmeralda.  La familia Roque tiene un punto de venta en el centro zacatecano. 

¿Cuál es el proceso productivo? “Primero se extrae la tierra con  pico y pala, luego se muelen los terrones grandes con garrotes y se amasa hasta obtener el barro y se elaboran las piezas ya sea modeladas a mano, moldeadas, o paleteadas; sigue el decorado el cual puede ser pintado, bruñido, esgrafiado, con incisiones, o esmaltado y finalmente se coce el producto a baja temperatura entre 800 y 900o  centígrados”.

Mónica es una mujer apasionada y perfeccionista, con premios en certámenes de barro e instructora de talleres en Zacatecas. “Mi profesión me ayudó a descubrir el gusto por la tierra, -aunque desde niña he tenido contacto  con ella-, no fue hasta que la conocí desde la perspectiva científica cuando comprendí totalmente sus propiedades y transformaciones”. Y agrega: “el trabajo que realizamos los artesanos es de enorme valor debido a que los procesos y técnicas son heredados de nuestros antepasados, los cuales deben ser  rescatados y difundidos para preservarlos”.