lunes, 15 de febrero de 2016

México un país con sabor a color.

México es un país que sabe a color, pensemos en las iglesias y fachadas de pueblos enteros, el tapete delicioso de los tianquismeh o mercados, nuestra artesanía brillante y viva, nuestro campos soleados.  Cuenta la leyenda nahua que en un principio el color no existía, todo era gris y triste, un día Tonatiuh, el sol, le dijo a su hijo Pitzintetecuhtli, el señor niño, que coloreara a la tierra, que tomara los colores del Cozamalotl, el arcoiris, y los transportara en  tecomates recortados; así se pintó de color “los montes, los árboles, los arbustos, las flores, los frutos, las piedras, las aguas, los animales, las personas y el cielo, todo lo que sus ojos veían”. 

A la historia se suma Tepeyollotli, corazón del monte, que vivía en la parte más oscura de las montañas.  Un día corazón del monte subió a la superficie y vio que en vez de gris y triste, todo era brillante y alegre y decidió robarle a Pitzintetecuhtli sus pinceles y colores mientras dormía.  Sin embargo, el señor niño persistente en su labor, regresó al arco iris.  Esos eventos sucedieron una y otra vez hasta que corazón del monte acude a Huehueteotl, señor del fuego y le pide que active sus braseros y destruya el color de la tierra; grandes terrenos mueren por los ríos de lava del Huehueteotl, hasta que éste reconoce que estaba acabando con lo más preciado de la tierra, estaba dando muerte al color, y detiene su obra destructiva.   

Al final de la historia Pitzintetecuhtli y Tepeyollotli hacen las paces, y el señor niño le comparte los secretos del color a corazón del monte y se “cubrió el interior de la Tierra con azules y morados como la noche, plateados como la Luna y negros como los de los encinos. Este fue el origen de las vetas minerales de cobre, plata, oro, turquesa, jade, esmeralda, amatista y rubí”.2 

1.2. Ver. HORACIO Y LENA GARCÍA, “La Química en el arte”. p. 9 -12.

Fotografía. Patricia Ramírez Pérez.





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